Laterales al poder
Autores: Pablo Sarinelli & Ramiro Hertimian en Colaboración con @Sudanalytics
A lo largo de la historia, las revoluciones tácticas siempre han tenido un padrino. En el pasado, la falta de evidencia quizás contribuya a que algunas innovaciones remitan a mitos de tintes románticos. Por ejemplo, Jonathan Wilson, en La Pirámide Invertida, otorga gran parte de la variación de estilos en el fútbol europeo a las charlas de café: “La manera moderna de entender y discutir el fútbol fue inventada en los cafés vieneses”. En su libro amplía sobre la leyenda de que Matthias Sindelar, posiblemente el mejor jugador austríaco de la historia, fue convocado al posterior Wunderteam de Hugo Meisl tras el clamor popular del Ring Café.
En los tiempos modernos, en cambio, mucho se le atribuye a Pep Guardiola sobre el rol preponderante que han asumido los defensores laterales. Principalmente en las variaciones tácticas que presenta un equipo a su sistema dinámico, cuando el balón está en movimiento. Hoy en día, resulta normal que, en la planilla previa al inicio de los encuentros, el lateral derecho aparezca entre el primer marcador central y la línea de cal pero, ya con el balón rodando, su posicionamiento vaya variando. Actualmente, el juego se explica más desde los roles que desde las posiciones.
Y es en esa repartición de tareas en donde los históricos marcadores de punta han cobrado protagonismo; pasando de ser futbolistas reducidos a defender al wing de su lado y a llegar al fondo para tirar un centro, a alternar entre posiciones de banda y posiciones centrales o, incluso, a asumir labores creativas y hasta a cambiar de costado para jugar a perfil invertido.
“En el fútbol de hoy, no tengo ninguna duda, lo más importante son los laterales. (…) Los laterales te dan la vida”, Diego Simeone, en mayo de 2019.
En este artículo repasaremos algunos casos individuales y/o colectivos que han incrementado la valoración del puesto en los últimos años.
Alexander Arnold y Andrew Robertson: desde la banda, las dagas del Liverpool
Un histórico dogma del fútbol ¿antiguo? afirma que, en un sistema con línea de 4, cuando uno de los laterales pasa al ataque, el otro debe quedarse custodiando su sector y conformando una línea de tres marcadores. El Liverpool de Jurgen Klopp, probablemente más que cualquier otro equipo, ha quebrado este paradigma. Desde que Alexander Arnold y Andrew Robertson se adueñaron de sus lugares, resulta habitual encontrarlos en el último tercio del campo rival al mismo tiempo.
Este patrón ya no sorprende, pero lo que si no deja de asombrar es la incidencia de estos futbolistas en la generación de goles de su equipo. Tomando en cuenta las últimas 3 temporadas (etapa cúspide del éxito de la gestión Klopp), Arnold (29 pases gol) y Robertson (23) se ubican 2do y 3ero, respectivamente, entre todos los futbolistas de la Premier League que más asistencias realizaron. Si, entre todos, delanteros inclusive. Solo los supera Kevin De Bruyne (30) que, si bien podría someterse a votación qué (de todo) es lo que mejor hace, resulta unánime calificarlo como un jugador netamente ofensivo. Los flashes del Liverpool que conquistó la Champions League y que cortó con la racha de 30 años sin un título de Liga siempre estuvieron con el trinomio Salah, Firmino y Mané. Pero el aporte de sus laterales, además de ser contracultural, es quizás la principal marca de autor de los Reds. Consecuentemente, la merma en su contribución explica el tortuoso andar del equipo en la presente temporada. Analizando a los máximos asistidores de la Premier en este año, Robertson se ubica 8vo con 5 pases gol, pero igualado con otros 13 jugadores, y Arnold recién dice presente en el puesto 33, completando 3 asistencias.
De la reconversión de Messi a la reconversión de Kimmich
Uno de los hitos que marcó la carrera de Pep Guardiola como entrenador fue la recalibración del posicionamiento de Lionel Messi. Cuenta la leyenda que la aparición del crack argentino como “Falso 9” se pergeñó sin trabajo de campo y con video de por medio, luego de que el DT se pasara horas encerrado tratando de descifrar el enigma.
Con Joshua Kimmich hubo mucho de eso. El joven alemán, previo al arribo de Guardiola a Munich, se desempeñaba únicamente como mediocampista. Como parte de este vínculo, Kimmich aprendió a desarrollar otros roles con maestría. Pep muchas veces habló de Joshua como “un hijo”. Una de las imágenes que caracterizó su relación maestro-aprendiz sucedió tras un enfrentamiento ante el Borussia Dortmund: tras el pitazo final, las cámaras registraron al entrenador explicándole movimientos ampulosamente a su pupilo. La transfusión de conceptos estaba en proceso.
Kimmich se masterizó en 3 posiciones: mediocentro, zaguero (menos frecuente) y lateral derecho. Durante la última temporada, ya bajo las órdenes de Hans-Dieter Flick, el entonces “32” (su dorsal anterior) alcanzó un rendimiento inmaculado convirtiéndose en uno de los pilares del Bayern multicampeón que conquistó “la orejona”. Kimmich se consolidó, disputando más del 50% de los minutos como lateral derecho, siendo la usina de creatividad de mayor aportación en su equipo. Contando Champions League y Bundesliga (los dos principales títulos que obtuvo el equipo), Joshua alcanzó estos registros:
- Fue el 2do asistidor de su equipo: 11 pases gol.
- Fue el jugador con + pases totales: 2879.
- Fue el jugador con + pases largos totales: 222.
- Fue el jugador con + pases en profundidad totales: 106.
- Fue el jugador con + asistencias de disparo: 98 (¡2,25 por partido!).
Este año, Kimmich pasó decididamente a ser el eje central del Bayern Munich. Con la partida de Thiago Alcántara, el alemán no solo ocupó su tarea sino que también heredó su camiseta, la número 6. Dorsal que, en Europa, históricamente identifica al jugador central del mediocampo. Teniendo en cuenta este cambio, la pregunta pasa a ser: ¿es Joshua Kimmich el mejor del mundo en dos posiciones distintas?
Efecto mariposa
Versatilidad: posiblemente la mejor palabra para definir la tarea de Joao Cancelo en el Manchester City. A pesar de atesorar un buen historial en Juventus y en Valencia, la consolidación del portugués está sucediendo en el presente curso.
Cancelo es, discutiblemente, el futbolista que mejor se adapta a cualquiera de los dos costados de la defensa en la época actual. Su perfeccionamiento coincide con el desafío que le presentó Guardiola en la etapa post pandemia: alterar su posicionamiento de acuerdo a las necesidades de su equipo, incluso alternando perfiles en un mismo partido.
Esta temporada, el Manchester City modificó a tiempo. Sus piezas no engranaron durante los primeros partidos. Tanto es así que el mismo Pep destacó el antes y el después que significó el empate en cero de la primera rueda frente al Manchester United. Hasta ese partido, el DT prefirió alinear por Premier un doble pivote, muchas veces plano, compuesto por Rodri y Fernandinho (3 veces) o por Rodri y Gundogan (4 veces). Desde aquel insípido empate, el City pateó el tablero. No más tándem Rodri – Fernandinho y la responsabilidad del eje en exclusividad para el español. ¿Cómo fue posible? Por la versatilidad de Joao Cancelo.
Consultado sobre el posicionamiento del portugués, luego de la victoria ante el Borussia Monchengladbach de la última semana, Pep argumentó: “la idea viene de Alemania, en donde siempre que perdés la pelota te matan al contragolpe cuando los laterales están elevados (…) Pero la idea principal es para tener más jugadores en el medio para pasarse la pelota”.
Sabido es que los grandes dolores de cabeza de Guardiola, desde su llegada al City (y, más atrás en el tiempo, tras haber arribado a Alemania), han sido las transiciones ataque-defensa y las segundas jugadas, muy peligrosas en Inglaterra fruto del juego directo a los, casi siempre, corpulentos atacantes. Así fue que, al eliminar un volante de contención, Pep le trasladó a Cancelo la responsabilidad de cumplir con una doble función: en la pizarra, partiría como lateral derecho. Pero, durante la tenencia del balón, debería alinearse como un mediocampista interno, muy cerca del volante central.
De esta manera, el City contaría con un mediocampista más para circular el balón en fase ofensiva, y con un hombre más para cortar los contragolpes en fase defensiva. Un “simple” ajuste que no solo colaboró con la racha de 21 triunfos consecutivos del equipo sino también con la posibilidad de relegar a Gundogan de funciones defensivas para aumentar su aporte en ataque. Gundo, desde entonces, fue premiado dos veces seguidas como MVP de la Liga y marcó 12 goles en 17 partidos jugados (0 en 6 hasta esa modificación).
Efecto mariposa (según Wikipedia): (…) “cualquier pequeña discrepancia entre dos situaciones con una variación pequeña en las condiciones iniciales, acabará dando lugar a situaciones donde ambos sistemas evolucionan en ciertos aspectos de forma completamente diferente”. Guardiola, no solo potenció las virtudes ofensivas de su equipo sino que, al mismo tiempo, ajustó el esquema defensivo neutralizando la búsqueda de sus rivales. Genialidad conseguida, créase o no, por las aptitudes de un marcador de punta.
Juan Guillermo Cuadrado, ¿el mejor de los nuestros?
Latinoamérica siempre se caracterizó por la producción de marcadores de punta de jerarquía. Con Brasil a la cabeza, la osadía ofensiva del jugador latino aporta un condimento valorado en el ADN de este rol, mucho más en tiempos en los que la contribución en ataque del puesto ha aumentado su valía.
Sin embargo, Brasil parece haberse tomado un impasse en la producción de laterales de élite y el postulado aparece vacante. Cafú y Roberto Carlos cedieron su trono hace tiempo y, pese a algunos atisbos de Dani Alves y de Marcelo, el reinado verdeamarelho cedió terreno. Hoy, los laterales que aparecen en la órbita de su seleccionado, no poseen el reconocimiento mundial: Danilo, Dani Alves, Dodo, Lodi, Alex Telles, Alex Sandro. Llamativamente, pareciera ser el eslabón más débil en su combinado nacional.
Juan Guillermo Cuadrado es un futbolista que, a juzgar por su estilo, tranquilamente podría haberse forjado en la escuela de laterales brasileños. Y es, en la actualidad, el jugador latino que más se destaca en su posición. Aquí no hay que explorar demasiado. Cuadrado es, hasta el día de hoy, el máximo asistidor de la Champions League, con 5 pases gol. En la 2020-21 lidera a su equipo en este rubro con 11 pases gol, casi el doble que sus perseguidores (Morata y Chiesa, con 6).
Además, no solo es la cantidad, sino también la calidad. El colombiano posee, considerando Champions League y Serie A, un registro de asistencias esperadas de 7,74 (métrica que se utiliza para valorar las posibilidades de que un pase propio termine en gol, independientemente de la acción siguiente). Para valorar el impacto que tiene esta cifra teniendo en cuenta su posición en la cancha, los 5 jugadores con más asistencias esperadas de la actual Serie A son todos de corte ofensivo (Calhanoglu, Ilicic, De Paul, Berardi y Mkhitaryan).
Listo para dar el salto: Gonzalo Montiel
Y si hacia Europa van los futbolistas con presente y mejor futuro, uno de los defensores laterales que parece próximo a desembarcar en el Viejo Continente es Gonzalo Montiel. El motor derecho del andamiaje de Marcelo Gallardo en River Plate ha sido vinculado constantemente con un pase al fútbol grande.
El crecimiento de Montiel ha sido exponencial. Haciendo revisionismo, cabe destacar que su entrenador ha pasado de la línea de 4 defensores a la línea de 5 (o de 3, dependiendo de cómo se la observe), en gran parte, por el rol preponderante de Montiel en la banda derecha. Como síntesis de su rendimiento, vale destacar, ha logrado hacerse cargo de la ejecución de los penales y, además, ha pasado a ser parte de las convocatorias regulares de la Selección Argentina.
Como parte de su crecimiento, es notorio el incremento de acciones en el último tercio del campo rival, entre su primera temporada y la más reciente. La pregunta con Montiel es si será capaz de trasladar su actualidad a una competición de mayor trascendencia. Para evaluarlo, emerge un dato que potencia sus posibilidades. Su evolución no se manifiesta solamente en la cantidad de sus intervenciones sino también en la calidad. Durante la última Copa Libertadores, torneo en el cual fue el 2do máximo asistidor (6 pases gol), registró un total de 0,35 asistencias esperadas por partido (solo superado por su compañero de equipo -y delantero- Matías Suárez). Pero lo más llamativo es que si comparamos esa planilla con las de los máximos creadores de ocasiones de la Premier League (Montiel fue muchas veces vinculado con un pase al West Ham United), el valor más alto pertenece a Ryan Fraser, delantero del Newcastle, con 0,36. Kevin De Bruyne, por ejemplo, alcanza 0,34. Pretender extrapolar sus estadísticas a un contexto más competitivo es uno de los vicios más riesgosos en scouting, pero así y todo, su presente resulta auspicioso.
Montiel, es sin dudas, una aparición promisoria para la Selección Argentina. Los últimos grandes laterales albicelestes han sido Javier Zanetti y Juan Pablo Sorín, 15 años atrás. Desde entonces, los mejores rendimientos fueron de Marcos Rojo y de Pablo Zabaleta, en Brasil 2014. No obstante, ambos construyeron los cimientos de sus carreras en otras posiciones.
Esta evidencia sirve de apoyo para quienes, en la Argentina, alegan que no hay niños que se presenten a una prueba juvenil pidiendo jugar de marcador de punta. Quizás, la respuesta sea hacer hincapié en los roles más que en las posiciones. Los casos abordados demuestran que los estímulos para los laterales son cada vez mayores. Tirar un buen centro y anular al extremo rival ya no son los únicos méritos. Como dijo Simeone, hoy en día los laterales te dan vida.
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